Desde que era chica siempre quise ser independiente, valerme por mi misma; además mi mamá era muy desconfiada, no nos daba libertad para tener amigas, peor amigos del sexo opuesto, nos prohibía que charlemos con algún joven o algo más. Así que cuando cumplí mis 15 años ahí llegó el momento de separarme de mis padres y mis hermanos porque en la escuelita de la comunidad ya no había curso para mi, así que mis papas estuvieron obligados a llevarme a otro lugar para que siga estudiando, ni modo mi mamá tubo que confiar en mi, y de ahí nunca más volví a vivir a la casa donde nací.
Viviendo sola aprendi a valorar todo lo que las madres hacen por sus hijos, aprendí a trabajar, para pagarme un alquiler de una habitación y a sostener mi alimentación, etc.
Fuente: Elaborado por Eugenia
Nos educamos en la escuelita de la comunidad donde nacimos, la mayoría de nosotros estudiamos hasta el último curso que había 8º de primaria, esta escuelita lleva por nombre Unidad Educativa “Alberto Estrada” le pusieron ese nombre en honor al señor que donó un pedazo de tierra para construir la escuela, la construcción lo hicieron los padres de familia de la comunidad, aun me acuerdo cuando realizaban faenas para hacer los adobes de barro, acarreaban piedras del río; los días sábados se reunían los padres para trabajar en la escuela.
Después mis hermanos también iban a la escuela ya habían más ítem, fue mejorando. Hubo dos años que de mi casa íbamos 7 alumnos, a mi me gustaba participar siempre en todas las actividades, acto cívico, que se realizaba en la escuela. Pero llegábamos a 8º y ya no había más curso para el que quería continuar estudiando; así que los padres tenían que buscar en el pueblo más cercano a alguien o un familiar para encargar a sus hijos eso ocurría más con las niñas porque los varones llegaban a ese curso y ya no querían seguir más. Se dedicaban a trabajar con sus padres.
Anécdota: cuando éramos chicos nuestros padres nos solían hacer dar miedo con los cochabambinos, (los collas lo llamaban ellos), lo que pasa es que allí no había personas del exterior, solo iban por negocio, mis padres siempre le daban hospedaje para que duerman, y nosotros les teníamos “terror”, porque ellos nos decían que los collas nos iban a llevar en su aguayo. 
